lundi 30 avril 2012

Las prostitutas también trabajan los lunes

Hoy he decidio quedarme en la cama hasta las diez de la mañana. Ayer, domingo, me pasé todo el día sirviendo cafés y estaba agotada cuando llegué a casa de papá. Me di una agradable ducha, inspeccionando todo el cuerpo. Algo nuevo: una quemadura en el brazo derecho. Me dolía horrores cuando le pasaba el agua caliente para limpiar los trozos de piel que se habían corrido hacia los lados. Cuando salí de la ducha me estiré al sol con la toalla enrollada en las piernas. Hacía una temperatura estupenda. Le dí dos tiros a un canuto que encontré en la mesa de madera del patio y empecé a pensar mirando el cielo. Me gusta pensar mirando la naturaleza, me vienen verdaderas glorias a la cabeza, que van variando dependiendo de la luz del sol. Puse la grabadora y empecé a grabar mis pensamientos en italiano -no me pregunté por qué, pero me salió así-.
Después me vestí y salí hacia la parada del autobús, donde me vino la idea para mi primer cortometraje, que no voy a contar aquí. Pasé el camino escuchando una canción de Batiatto que me describía perfectamente bien, y al llegar a casa hablé un rato con Paul, que estaba en la cocina lavando los platos. Después me puse a leer Brooklin foolies de Auster, que había abandonado a la mitad hacía unos meses, y no recordaba que me gustara tanto el tío Nat. Así que mientras Paul miraba el partido y luego escuchaba debates políticos, me sumergí en las aventuras de Tom, Lucy, Nat y Honey en el Hotel Existencia. Luego me metí en la cama y seguí leyendo hasta que me dormí. Y bueno, esta mañana he desayunado en la cafetería de siempre y luego he bajado en bicicleta a comprar el cargador de mi querida Nikon. Estoy en la filmoteca escribiendo esto mientras carga la batería, y en cuanto lo haga saldré a fotografiar el Raval y contextualizar la filmoteca. No me han llegado los permisos, así que no sé cuanto podré fotografiar dentro, pero sino me dedicaré a hacerlo desde fuera y contextualizar el edificio en el barrio. Hay una luz muy bonita esta mañana.
Para llegar a la filmoteca paso por la calle de las prostitutas, que también trabajan en lunes, y esperan a los clientes sentadas en garrafas de agua vacías para no enfriarse el gran culo. Es curioso verlas, allí, tranquilas y expectantes. Pienso en parar y preguntarles algo, pero paso de largo. Me gustaría experimentar que sienten esas mujeres estando allí a la espera de que hombres rancios se la metan por todos lados.

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